Los poderes legales son documentos que permiten a una persona (poderdante) otorgar a otra (apoderado) la facultad de actuar en su nombre y representación en determinados asuntos jurídicos.
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¿Qué son los poderes legales y cómo se pueden utilizar?
Los poderes legales son documentos que permiten a una persona (poderdante) otorgar a otra (apoderado) la facultad de actuar en su nombre y representación en determinados asuntos jurídicos. Los poderes legales pueden ser de diferentes tipos, según el alcance y la finalidad que se les dé. En este artículo, te explicaré qué son los poderes legales, qué tipos existen y cómo se pueden utilizar. Además, te mostraré un ejemplo de una minuta de poder legal para que puedas redactar tu propio documento.
Tipos de poderes legales
Según el ámbito de actuación del apoderado, los poderes legales se pueden clasificar en:
- Poder general: Es el que autoriza al apoderado a realizar cualquier tipo de acto jurídico en nombre del poderdante, salvo aquellos que requieran una autorización especial. Por ejemplo, el apoderado puede comprar o vender bienes, contratar servicios, gestionar cuentas bancarias, etc.
- Poder especial: Es el que limita la actuación del apoderado a un asunto concreto o a una serie de actos determinados. Por ejemplo, el apoderado puede cobrar una deuda, tramitar una herencia, representar al poderdante en un juicio, etc.
- Poder para pleitos y cobranzas: Es el que faculta al apoderado para litigar o cobrar en nombre del poderdante. Por ejemplo, el apoderado puede presentar demandas, contestar alegaciones, interponer recursos, etc.
- Poder para actos de administración: Es el que permite al apoderado administrar los bienes del poderdante. Por ejemplo, el apoderado puede pagar impuestos, solicitar permisos, arrendar propiedades, etc.
- Poder para actos de dominio: Es el que habilita al apoderado para disponer de los bienes del poderdante. Por ejemplo, el apoderado puede vender, hipotecar, donar o gravar los bienes del poderdante.
Cómo se pueden utilizar los poderes legales
Los poderes legales se pueden utilizar para delegar la gestión de determinados asuntos jurídicos cuando el poderdante no puede o no quiere ocuparse personalmente de ellos. Los motivos pueden ser diversos: ausencia por viaje o enfermedad, falta de tiempo o conocimientos, conveniencia o confianza, etc.
Los poderes legales se deben otorgar por escrito y cumplir con ciertos requisitos formales para ser válidos. Entre ellos, se debe identificar al poderdante y al apoderado con sus datos personales y documentos de identidad; se debe especificar el tipo y el alcance del poder; se debe firmar por el poderdante y por el apoderado (o por otra persona a su ruego); y se debe legalizar ante un notario público o ante otro funcionario competente.
Los poderes legales tienen una duración indefinida, salvo que se establezca lo contrario en el documento. El poderdante puede revocar el poder en cualquier momento, comunicándolo al apoderado y a las personas o entidades con las que haya tratado el apoderado. El apoderado también puede renunciar al poder, notificándolo al poderdante y a las personas o entidades con las que haya actuado en su nombre.